Fantoches... y a mucha honra [CRÍTICA TEATRAL]

marzo 15, 2015

Fantochines

Tomás Borrás y Conrado del Campo

Dirección de escena: Tomás Muñoz
Dirección musical: José Antonio Montaño

Argumento:

Se trata de una ópera de cámara en un acto con textos de Tomás Borrás y música de Conrado del Campo. Compuesta para ocho instrumentistas y tres cantantes, nos traslada a la Venecia del siglo XVIII donde un titiritero cuenta con sus fantoches las aventuras de un muchacho al que han prometido una herencia si se casa.

Según la RAE, "fantoche" tiene 4 acepciones: persona grotesca y desdeñable; sujeto neciamente presumido; persona vestida o maquillada de forma estrafalaria; y muñeco grotesco frecuentemente movido por medio de hilos. Y en esta función nos encontramos con cada una de estas acepciones.

En Fantochines aparecen tres marionetas movidas por hilos: Doneta, Lindísimo y Doña Tía. Por otro lado, tenemos tres actores vestidos y maquillados de forma estrafalaria. Dos de ellos dan vida a los personajes de las marionetas -Sonia de Munck a Doneta y Borja Quizá a Lindísimo-, mientras que el tercero -Fabio Barrutia- hace las veces de titiritero cuando aparece en carne y hueso y fuera de escena le presta la voz a Doña Tía.

El nombre de Líndisimo lo dice todo: es presumido hasta decir basta, por lo que es fantoche en todos los sentidos.

Como personas grotescas y desdeñables, tendríamos a las tres marionetas en distinos momentos de la ópera. Primero Lindísimo urde un engaño para no casarse con Doneta, después Doña Tía y Doneta siguen a Lindísimo para engañarle y que se case con Doneta sin saberlo para que Doneta pueda recibir una herencia.

De modo que sí, el nombre tiene sentido, pero el autor no decidió llamar a su Ópera de cámara Fantoches, sino Fantochines. Y la explicación está clara. Es cierto que en español, los diminutivos se usan para expresar que algo o alguien es pequeño, lo cual es cierto en esta obra: las marionetas son pequeñas, el escenario habilitado para la actuación es pequeño, la orquesta de cámara están apretujados  a la izquierda del escenario en un espacio bastante reducido... Pero los diminutivos también denotan afecto o cariño. Y es que en una hora los espectadores se enamoran de esos diminutos fantoches.

Bien es cierto que una ópera es distinta a una obra de teatro, pero ésta que aquí os presento tiene una teatralidad que pocas veces he visto en lugares más grandes, de más renombre. Desde la introducción a la obra que nos hace el titiritero hasta los últimos minutos, pasando por todas las pullas que se hacen Lindísimo y Doneta, estos tres actores sacan a uno más de una sonrisa. Incluso consiguen que tome cariño al personaje de una soprano (por muy raro que pueda parecer, como norma general, la voz de soprano no suele ser plato de mi devoción por el registro tan agudo que tiene; prefiero los registros medios o graves).

La puesta en escena de esta obra es simple y llanamente una obra maestra. Es cierto que he dicho que la obra se desarrolla en un espacio pequeño (el salón de actos de la fundación Juan March no es que sea precisamente inmenso). Eso sí, cada milímetro está aprovechado. El retablo donde tiene lugar la acción ocupa todo es espacio central del escenario. Decorado en perspectiva, consigue que la interacción entre humanos y títeres no resulte tan estridente al ojo humano por la diferencia de tamaño. A la izquierda se encuentra la orquesta de cámara, con la que llega a interaccionar Doneta en su primer solo. Por último, el lado derecho es el territorio del titiritero, donde suele situarse, aunque también se pasea por el retablo. Toda la puesta en escena consigue dividir espacios, pero a la vez mezclarlos para que sean uno.

Los tres cantantes son maravillosos y, como ya he dicho, dan vida a personajes entrañables. Pero si tuviera que decidirme por uno, sería por Lindísimo. Es un personaje presuntuoso, presumido, narcisista... adjetivos que conseguirían que cualquier persona resultara insoportable. Pero Lindísimo is different; tiene que ser así. Y el cantante sabe como darle aún más humor con sus gestos, llevando las riendas de la comicidad de la obra.

Realmente es una pena que este proyecto (co-producción del teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan March) haya estado apenas tres días en cartel para todos los públicos porque es una verdadera joyita, tanto actoral como musicalmente. Muchos montajes grandes deberían aprender de ella y dejar de lado la presuntuosidad. Porque ya se sabe, muchas veces, menos es más. Y un Fantochín vale más que un Fantoche.


La puntuación del teatrómetro:

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¿Dónde y cuándo se ha representado Fantochines?

Funciones para escolares: 10, 12 y 16 de marzo de 2015, a las 11:00 horas
Funciones para el público en general: 11 (19:30 horas), 13 (19:00 horas), 14 (19:00 horas) y 15 (12:00 horas) de marzo de 2015
Ambos tipos de funciones se han representado en el salón de actos de la Fundación Juan March.

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