Lectura quincenal

junio 09, 2010
Pan de higo, de Fernando Arambur

Por una combinación de caballerosidad y fe democrática decidí plegarme a ciertas reivindicaciones feministas, razón por la cual he perdido amigos este verano. Renuncié al uso de sustantivos masculinos que hacen referencia a los dos sexos. Por respeto trato a las mujeres de a. Así, desde hace un tiempo las cartas me las trae una cartera, y lo mismo que designo como hombre público a todo fulano cuyas intimidades son conocidas de muchos, no me olvido de llamar mujer pública a toda fulana de parecida condición. Días atrás, en casa de un amigo, jugué al parchís con él, su hija de nueve años y mi hijo de diez. Durante el juego, la esposa de mi amigo, con objeto de elogiar la astucia empleada por mi hijo en el manejo de sus fichas, afirmó que mi niño era un zorro. Como soy educado, aproveché la primera ocasión para corresponder al elogio, dedicándole a su hija idéntico cumplido adaptado al género femenino. Mi amigo se estiró en la silla. ¿Estás de coña?, me preguntó. Estoy de coño, le contesté, consecuente con mis nuevos principios lingöísticos. Y esa gente ya no me saluda.


Al otro día me dieron este texto y me llamó bastante la atención, así que os lo dejo aquí a ver qué os parece ^^

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